Todos tenemos, aunque sea en una pequeña caja, en un pequeño rincón, algo que nos aferra al pasado ya que todo lo que somos es eso que no podemos dejar atrás. Algunos lo tienen escondido, otros empapelan las paredes de su vida con recuerdos creyendo que si no lo tienen constantemente frente a sus ojos perderán esa parte de sus vidas.
Frida es una de esas personas, o tal vez no. Tal vez ya sobrepasó la etapa de aferrarse al pasado y su obsesión por lo que ya no es se salió de control. Tantos lazos lo unen a él que cortó toda conexión con su presente y su futuro no es más que un doloroso deja vù selectivo de los buenos momentos de antes.
Ya no necesita a nadie más; a nada más que ese cajón viejo que guarda celosamente los álbumes de fotografías antiguas que, con cada mirada que Frida concentra, niega la realidadindiscutible de que el pasado no volverá. Es la mayor garantía de seguridad que cualquiera pudiera ofrecerle, un refugio donde encontraba la protección que su presente no le podía dar, un lugar donde la incertidumbre del porvenir miedo no le podía crear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario